Es necesario contar con un etiquetado claro de la miel, para informar de forma correcta y completa al consumidor y para favorecer a todo el sector productor apícola
Si decimos al lector que tenemos un sector ganadero en Extremadura que ha impulsado zonas rurales tradicionalmente desfavorecidas, que tiene un alto índice de incorporación de mujeres, que es el más profesionalizado de Europa y que es un modelo único de producción sostenible ¿en qué sector pensaría? Pocos habrán pensado en la apicultura, que fija nuestra población y mantiene nuestros ecosistemas. Un sector que es fundamental y que necesita medidas que garanticen su continuidad, más investigación, más presupuesto, mejores seguros y mayor consumo de nuestros productos regionales y nacionales.
Por eso, desde el sector productor venimos peleando desde hace años por un etiquetado claro de la miel. Estábamos en la senda de tenerlo, había buena disposición por parte del Ministerio pero estamos a la espera de saber si finalmente va a tener la valentía suficiente para recoger las demandas del sector productor, que no es otra que disponer de una norma que verdaderamente informe al consumidor.
Vayamos por partes. En el etiquetado de la miel es obligatorio poner el país o paises de origen de la misma, pero en el caso de mezcla de miel se habilitó la excepcionalidad de que se pudiera indicar ‘mezcla de mieles originarias y no originarias de la UE ’. El problema es que lo excepcional se convirtio en lo general y el consumidor salvo raras excepciones no sabe el origen de la miel que está consumiendo. El sector productor pide que esa excepcionalidad se quite y que sea obligatorio para todos poner el país o paises de origen de cosecha de la miel, pero además indicando el porcentaje de la mezcla de las mieles en caso de producirse.
La propuesta que ha hecho el Ministerio de Agricultura para modificar el Real Decreto 1049/2003, de 1 de agosto, relativo a la norma de calidad de la miel, nos parece así insuficiente, ya que esta demanda la recoge de soslayo y sólo incide en que se deba poner en el etiquetado los países de origen en orden decreciente pero sin porcentaje de la mezcla, que es lo que demandamos los productores. Con esa propuesta nos podemos encontrar con una etiqueta de miel que ponga ‘países de origen: China, España e Italia’ y eso significaría que la mezcla tiene principalmente miel china, pero también de España e Italia. Sin embargo, no sabemos cuánta, porque lo mismo puede llevar un 1% de miel española como un 49%.
Sigue induciendo a error al consumidor y además supone un perjuicio para la imagen de la miel nacional, que producimos bajo los mayores estándares de calidad de Europa. Puede darse el caso de que se utilicen pequeñas cantidades de una miel española o europea para dar un marchamo de calidad a un producto que no tiene globalmente esas cualidades y se continuaría dando una información errónea e incompleta al consumidor y perjudicando al sector apícola.
Por ese motivo, desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura creemos que es imprescindible que se obligue a indicar el porcentaje de miel de cada origen y que el orden en que se enumeren sea de mayor a menor, tal que así: “origen: 80% España, 12% China, 6% Francia”. Es la propuesta que hemos defendido siempre las cooperativas para favorecer la viabilidad del sector apícola productor y la información clara que llega al consumidor sobre la procedencia y formas de producción de lo que consume.
Y por eso también creemos que es necesario que este cambio normativo no sea sólo en España, sino que se realice en toda la UE como tambien demanda el sector industrial nacional, de este modo nuestros operadores estarían en igualdad de condiciones que envasadores de otros países europeos.
También creemos imprescindible que en el etiquetado de la miel se especifique si ha sido sometida a un proceso de pasterización, es decir, si ha sido tratada térmicamente, porque el producto que se obtiene difiere bastante de la miel natural sin tratamiento alguno. La miel pasterizada ha perdido propiedades nutricionales y no cristaliza. La miel natural sí cristaliza y mantiene todos sus elementos funcionales, enzimas, aromas, etc. que son los que hacen de la miel un producto funcional y saludable. Son dos productos diferentes y entendemos que eso se debe poner en la etiqueta.
En definitiva, se trata de que el consumidor tenga toda la información a su disposición y que pueda decidir qué consume. Teniendo en cuenta que hay una gran diferencia entre la miel de importación y la que nosotros producimos por las prácticas ganaderas, la tecnología y las garantías sanitarias. Y en esa calidad es en lo que los apicultores extremeños están trabajando desde siempre.
El problema ahora también es que todo este proceso se está dilatando mucho en el tiempo. Se publicó la propuesta ministerial, se abrió un plazo de alegaciones, hicimos las alegaciones mencionadas, se cumplió ese plazo y seguimos sin tener noticias de nada, esperando a saber si se va a publicar algo o no y en qué términos.
En estos momentos la realidad del sector es realmente mala, con un mercado paralizado, con falta de contratos de compraventa, con precios a la baja y con un stock muy alto en almacenes para la fecha en la que estamos y aunque somos conscientes que esta implementación no va a dar sus frutos a corto plazo, creemos que es fundamental para poner en valor nuestro producto.
Extremadura tiene la apicultura más profesionalizada de España. Y España es el principal productor de miel de la Unión Europea. Son motivos más que suficientes para que el Ministerio de Agricultura ponga en marcha un etiquetado de la miel verdaderamente claro y útil, que ponga en valor el papel de la apicultura profesionalizada y de calidad y que sirva de espaldarazo para que el resto de países UE tambien realizen este cambio normativo y se termine con el actual anacronismo que supone el hecho de que el consumidor adquiera un producto alimenticio sin toda la información acerca del mismo.