Ahora que se va a comenzar a negociar la PAC post 2020, estos son los puntos clave para que cumpla su objetivo de mantener la renta de nuestros agricultores y ganaderos y dar estabilidad a los mercados para que los 500 millones de europeos tengamos alimentos a precios asequibles, sanos y de calidad.
La Política Agraria Comunitaria (PAC) es mucho más que una política para el campo y el mundo rural. Su objetivo es beneficiar a toda la sociedad. Es decir: las ayudas que reciben agricultores y ganaderos por la PAC no es porque sí. Es porque el precio que se les paga por sus productos es tan bajo que muchas veces no cubre ni los gastos de producción. Y eso es algo que la sociedad debe saber.
Por tanto, no es subvencionar al campo. Es ayudar a mantener las rentas de nuestros agricultores y ganaderos para que puedan continuar haciendo lo que tan bien saben hacer: alimentarnos.
De ahí que, ahora que se va a comenzar a negociar la PAC post 2020, nuestra principal reclamación sea que cuente con un presupuesto suficiente, porque su objetivo es dar estabilidad a los mercados para que los 500 millones de europeos tengamos alimentos a precios asequibles, sanos y de calidad. Y eso sin olvidar otras aportaciones insustituibles como el paisaje, el mantenimiento de la biodiversidad, la gestión del agua o la lucha contra el cambio climático y los incendios.
La PAC es símbolo de la integración europea y que no debe verse afectada por el cambio de objetivos y prioridades en la agenda de la UE ni por la pérdida de la contribución del Reino Unido, que ya se ha cifrado en hasta 13.000 millones de euros.
Y es que el actual modelo de PAC está en discusión en su presupuesto, en sus instrumentos y en sus objetivos. La evidencia ha demostrado que los pagos directos desacoplados de la producción, que representan de media el 75% del presupuesto, no han sido suficiente para afrontar las graves crisis sectoriales de los últimos años. No obstante, hay otros instrumentos en el primer y segundo pilar que potenciados o rediseñados de manera adecuada podrían ser muy útiles para afrontar los retos económicos, medioambientales y sociales del sector.
La Comisión Europea está trabajando en una propuesta de perspectivas financieras post 2020 que pretende presentar a finales de año, a no ser que las negociaciones del Brexit retrasen el calendario. A esta propuesta hemos realizado numerosas aportaciones, que tienen como clave el diseño de instrumentos y políticas capaces de generar el entorno adecuado para que el sector se prepare y se adapte a esos retos que se le presentan. Los sectores agrícola y ganadero son clave en el desarrollo y crecimiento económico, medioambiental y social de las zonas rurales de la UE, que suponen el 80% de su territorio. Sin embargo, no habrá sostenibilidad medioambiental y social sin una sólida estructuración económica y empresarial del sector.
Desde Cooperativas Agro-alimentarias proponemos diez orientaciones estratégicas para diseñar la nueva PAC con esos nuevos instrumentos capaces de conseguir la sostenibilidad y competitividad frente al desequilibrio de la cadena de valor, la volatilidad de los mercados y períodos prolongados de precios bajos y la falta de rentabilidad del sector productor y de regeneración del campo, entre otros.
Ni que decir tiene que nuestra primera propuesta es que haya un presupuesto suficiente y comunitario que mantenga como mínimo su dotación presupuestaria actual para la PAC. Somos contrarios a la renacionalización, por lo que la cofinanciación con fondos nacionales deberá ser coherente y posible para todos los Estados miembros, sin menoscabar la competencia ni la continua construcción del mercado único comunitario.
La estructura de la actual PAC en dos pilares es adecuada para la adaptación de los instrumentos propuestos, combinando la estrategia europea con la necesaria adaptación a nivel nacional y regional. Esto implica un primero completamente financiado por la UE incluyendo las medidas de mercado y los pagos directos; y un segundo cofinanciado en el marco de las políticas de desarrollo rural de carácter estructural.
Proponemos también instrumentos específicos que incentiven la integración de los productores en cooperativas, o en organizaciones de productores empresariales (OPE) similares al modelo cooperativo. Este objetivo es una condición básica para reequilibrar la cadena de valor, permitir que las explotaciones de sus socios sean más competitivas en el mercado y más eficientes y respetuosas con el medioambiente.
Nuestras propuestas pasan también por proteger y mantener el actual régimen de frutas y hortalizas basado en las OPFH y programas operativos en futuras reformas de la PAC y por prorrogar los actuales programas de apoyo al sector vitivinícola, extendiendo además estos modelos a otros sectores por considerar que es el mejor instrumento para mejorar la competitividad.
Por otro lado, planteamos promover un modelo de pagos directos que prime la actividad productiva y transparente, tenga en cuenta a la agricultura mediterránea y unos pagos asociados vinculados a objetivos en el mercado; crear una reglamentación europea de las Prácticas Comerciales Desleales (PCD); fomentar la innovación como un medio clave para mejorar la gestión del medioambiente y la lucha contra el cambio climático; rejuvenecer el sector y una mayor inclusión de la mujer en la actividad agrícola; y una Política Comercial Internacional que fomente a la UE como Entidad Única y seguir promocionando los productos y el modelo productivo de la UE en terceros países.
Creemos que todo ello generaría una PAC sólida para fortalecer el proyecto europeo, que fomente la competitividad de la agricultura europea, la calidad, la seguridad de los alimentos a precios razonables para el consumidor, la sostenibilidad medioambiental y que genere rentas suficientes para agricultores y ganaderos requiere de un presupuesto que como mínimo mantenga la actual ficha financiera.