Mirando al cielo

Dicen que nunca llueve a gusto de todos. Y qué verdad es, porque este “buen tiempo” de sol y calor sólo lo es para las terrazas y el turismo, pero no para el campo extremeño, que mira al cielo con incertidumbre desde muchos sectores agrarios y ganaderos. En el sector cerealista estamos en una situación muy preocupante, porque es un momento clave para la evolución de la campaña de cereales.

La falta de lluvia tendrá, sin duda, efectos inminentes en el cultivo de cereales en Extremadura. Y si se prolonga, los resultados podrían ser devastadores, si bien es complicado cuantificar con rigor a esta fecha cuáles podrían ser esas pérdidas.

Las plantaciones tempranas de ciclo corto se van a ver bastante afectadas. El resto puede ser que se salve si llueve en las dos primeras semanas de mayo.

Y esto en una región como la nuestra, en la que la producción total de cereal en 2016 fue de 1.268.105 tonelada,s lo que representa el 5,32% de la producción nacional, con una superficie cultivada de 312.099 hectáreas (trigo blando y duro, cebada, maíz, avena, centeno y triticale).

La falta de lluvia se está llevando este año la cosecha extremeña, convirtiéndose en el gran problema al que nos enfrentamos ahora mismo y que el sector vive con gran incertidumbre. Un problema que se suma además a una larga lista. Si el tiempo ayuda, algunas cosas se te olvidan de esta complicada situación que atravesamos. Pero ya ni eso. Y el problema, crónico ya, que venimos sufriendo de bajos precios tampoco ayuda a que el agricultor pueda mantener su renta, ya que la tendencia que se viene siguiendo es de continuo descenso. Y que esto pare es vital para mantener los cultivos.

Porque no sería extraño que con tanto obstáculo como nos encontramos se pueda llegar a abandonar estos cultivos de herbáceos en nuestra región. Si a todo esto añadimos que los agricultores se encuentran cada vez más daños en sus plantaciones provocados por la fauna silvestre, sobre todo en los cultivos de regadío, a muchos se les quitan las ganas de seguir adelante.

Aquí sería necesario que el sector pudiera sentarse con las distintas Administraciones competentes en esta materia para, entre todos, acordar una solución que proteja a la fauna y al agricultor y su producción.

Del mismo modo que hay que dar una solución a la comarca de Campiña Sur. Hay que seguir investigando y mejorando para que no se repita la alarmante situación en la que se encontraron el año pasado por el desarrollo de plagas.

Nadie va a cuidar la tierra como un agricultor y la autorización de medidas tradicionales, y el frío registrado, ha hecho que este año haya problemas pero ni mucho menos los de la pasada campaña. Por eso hay que seguir invirtiendo esfuerzos en dar una solución y que Campiña Sur siga siendo el 'granero de Extremadura'.

La parte buena es que los riesgos de esta larga lista pueden asegurarse. El año pasado ya se cubrió bastante y desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura trabajamos para fomentar estos seguros agrarios, porque es lo que permite al agricultor salvaguardar sus rentas y su producción.

Producción que, por otro lado, también es cada año más difícil sacar adelante con todas las garantías, porque los herbicidas son cada vez menos efectivos. El abanico de productos que se pueden usar va menguando y se repiten, por tanto, los tratamientos, generando resistencia de las malas hierbas a esos herbicidas. Esto da cada vez más problemas, y no sólo en los cultivos herbáceos. Y todo ello sin olvidar que cada vez son más caros, afectando por tanto a la renta de los agricultores, que como decía antes llevan unos años recibiendo un bajo precio por su producción.

Todo ello viene a configurar un panorama preocupante en el sector cerealista de Extremadura, un sector muy importante y al que no se puede olvidar, mucho menos en este momento complicado que vive.