La lucha por el cielo del campo

Extremadura cuenta con el mayor censo de colmenas de toda España, en concreto 606.317 colmenas que suponen el 22% del censo nacional, y de las que más del 92% son movilistas, es decir, que practican la trashumancia. Este censo de colmenas da una producción de miel de 6.537,7 toneladas, lo que representa casi el 20% de la producción nacional. La mayor de España también.

Estos datos reflejan la importancia de la apicultura en la comunidad autónoma extremeña, que precisamente por la alta profesionalización de sus apicultores, presenta numerosas diferencias respecto a otras regionales que sólo cuentan con un centenar de colmenas en su censo, como Asturias con 422, Cantabria con 143 o Navarra con 142.

Esto lleva a la existencia diversidad en los modelos de explotación apícola entre las distintas comunidades autónomas, según la profesionalización de la misma y que ha motivado importantes problemas por la trashumancia de colmenas entre dichas comunidades autónomas. La trashumancia es una práctica que viene realizándose desde hace años y que está incluso regulada por el Real Decreto 209/2002, de 22 de febrero.

Este Decreto establece las normas de ordenación de las explotaciones apícolas, que fija incluso las distancias mínimas que deben mantener los asentamientos, los permisos que se deben solicitar previos al transporte, las exigencias en cuanto a indicación del lugar de asentamientos, identificación de las colmenas, fechas de traslados, etc.

Los apicultores de la zona Centro y Sur-Sureste de España practican la trashumancia, toda vez que buscan rentabilizar su actividad produciendo mieles de la mayor variedad, y durante el mayor tiempo posible en el año, al ser apicultores profesionales. Así, trasladan sus colmenares de unos lugares a otros a lo largo de la geografía española en busca de zonas con floración. Las primeras floraciones aparecen en el Sur y a medida que se agostan se van trasladando las colmenas, durante la noche, en camiones dotados de grúas y con sistemas especiales de sujeción a zonas más al norte. Estos movimientos siempre se han realizado en perfecta armonía entre los distintos apicultores de las distintas zonas de origen y destino de las colmenas.

Frente a ello, los apicultores de la zona Norte y Noroeste, dedicados en su mayoría al autoconsumo, se han opuesto a esta práctica y en muchas localidad se cobra incluso un canon por colmena foránea que se asiente en el término municipal, aunque sea en una finca de propiedad privada.

Esto supone un importante perjuicio para el sector apícola profesional, que ha trasladado esta problemática al Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y a la Federación Española de Municipios y Provincias, además de a la Consejería de Medio Ambiente y Rural Políticas Agrarias y Territorio de la Junta de Extremadura.

Y es que esta situación puede producir graves daños un sector muy importante para la región extremeña y para el país, ya de por sí muy amenazado por motivos sanitarios como la varroasis, el síndrome de desabejado de las colmenas; o los predadores naturales como el abejaruco o la invasora abeja asiática. A ello se suman los problemas comerciales que viene sufriendo el sector por la introducción de mieles China sin control ni etiquetado informativo, sin olvidar la incertidumbre por las condiciones climáticas, de la que depende también la producción.

Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura entiende que el apícola es un sector que se debe cuidar para no perderlo y que además hay potenciar, por la gran importancia que tiene desde el punto de vista social y el medio ambiental, debiendo trabajar por la mayor profesionalización de los apicultores. Para saber más sobre este sector, os invitamos a leer este reportaje: La apicultura en Extremadura, más que una actividad