Cooperativas Extremadura considera que deben establecerse hechos diferenciadores entre el arroz importado y el arroz europeo y, por ello, continúa trabajando para tener una ley que obligue al etiquetado en origen del arroz, lo que daría valor a la calidad del arroz producido en Europa y protegería al sector frente a las importaciones a bajos precios de países asiáticos
La situación tan complicada como la que actualmente estamos viviendo con un estado de alarma decretado por la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 nos está dejando también unas cuantas lecciones de vida y ejemplos de solidaridad, esfuerzo y compromiso. Ejemplos que están protagonizando nuestros agricultores, ganaderos y cooperativas de Extremadura, que continúan trabajando para que no falten alimentos a la población, que también da ejemplo quedándose en casa para controlar esta pandemia.
Con un panorama de alta demanda de productos no perecederos, la reacción de los productores y las cooperativas extremeñas, ha sido la de poner todo nuestro esfuerzo para que no haya escasez de nada, duplicando turnos en industrias cooperativas y manteniendo un precio competitivo. Productores, cooperativas e industria arrocera han estado a la altura para producir y llevar arroz a los supermercados, algo que la sociedad sabe y aprecia.
Por eso, una de las lecciones que no debemos olvidar es que tenemos que cuidar y mimar nuestra producción de arroz, especialmente ante el cierre de fronteras a la exportación de numerosos países como Vietnam, con quien la UE ha llegado recientemente a un acuerdo comercial que eliminará prácticamente los aranceles a productos procedentes de este país. Será un duro golpe para Extremadura, que es segunda productora nacional de arroz, porque se hace complicado competir con los márgenes comerciales y las condiciones de cultivo vietnamitas.
Aunque bien es cierto que tampoco podemos temer a este tipo de acuerdos, porque lleva otras contraprestaciones y porque Europa es deficitaria en casi un 50% de arroz y debe buscar proveedores. Pero sí son acuerdos que se deben realizar con cierta previsión y regulación entre producción y consumo de arroz, para que no entre en exceso y distorsione los precios. Es lo que pedimos que se hiciese con el acuerdo que está aún en vigor con Myanmar y Camboya, en el que se plantearon unas cláusulas de salvaguardia durante tres años cuyos efectos ya se han notado con cierta recuperación de los precios.
Es una forma de contrarrestar, en cierta medida, la tendencia a la baja que viene experimentando el sector arrocero por falta de rentabilidad de un cultivo que debe cumplir además unos estándares de calidad muy estrictos y unas exigencias en materia de prohibición de usos fitosanitarios, que sí están permitidos en la zona asiática.
Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura considera así que deben establecerse hechos diferenciadores entre el arroz importado y el arroz europeo y, por ello, continúa trabajando para tener una ley que obligue al etiquetado en origen del arroz, lo que daría valor a la calidad del arroz producido en Europa y protegería al sector frente a las importaciones a bajos precios de países asiáticos. Además, daría al consumidor información clara para que pueda elegir entre consumir un arroz con todas las garantías y exigencias de calidad y sanidad que pide Europa o un arroz que se encuentra fuera de esos controles.
Ya hemos mantenido numerosas reuniones para ello, con el Ministerio de Agricultura, que parece estar dispuesto a colaborar en esta relevante iniciativa planteada desde Cooperativas Agro-alimentarias para valorizar el consumo del arroz nacional y las condiciones de producción respetuosas con el medio ambiente que llevan a cabo nuestros arroceros.
En ese respeto al medio ambiente, tiene mucho que decir el uso racional que realizamos de un bien tan limitado como el agua. Estamos apostando cada vez más por la siembra directa, en lugar de por la siembra por inundación y, si el 80% de la superficie extremeña de arroz se realizó a través de este sistema en la pasada campaña, este año se espera un incremento que puede llegar al 85% de la superficie de arroz en Extremadura.
El actual retraso que llevamos en esta campaña de siembra de arroz, también afectará positivamente al ahorro de agua, porque empezaríamos un poco más tarde con una saturación de humedad en las tierras mayor y suficiente en el periodo de siembra y esto supone empezar a regar más adelante y poder alargar la campaña de riego.
Ese retraso en la siembra, que es de unos 10 días, está provocado por las lluvias registradas en el mes de abril, que son bienvenidas pero están retrasando los cultivos de verano. No obstante, en principio se prevé una campaña normal, siempre que hagamos un uso racional de un bien escaso y siempre siguiendo las recomendaciones puntuales de la Comunidad de Regantes. A la espera de los datos PAC definitivos, habrá un incremento de la superficie de arroz y quizás recuperemos unas 1.000 hectáreas destinadas a este cultivo que hemos ido perdiendo en los últimos años, por la falta de rentabilidad.
Es una muestra más de la apuesta que se debe hacer por la agricultura como sector estratégico y esencial de todo un país, que ha respondido a todas las demandas de la sociedad en esta situación de pandemia, con buenos precios y productos de calidad.