El sector agroalimentario extremeño necesita ahora más que nunca que se crea en él, como nuestro sector cree en nuestra sociedad y en nuestra región. Que se adopten todas las medidas necesarias para que pueda continuar esa actividad esencial para todos que es la abastecer de alimentos a los mercados y a los consumidores.
Estamos pasando por un momento complicado, generado por una pandemia sanitaria que ni habríamos imaginado y que nos está obligando a adoptar medidas sociales y económicas excepcionales pero también a valorar aquello que realmente tiene valor y a lo que no hemos prestado suficiente atención hasta ahora. Es el caso del sector primario: nuestra agricultura y ganadería con su industria y sus cooperativas al frente. Un sector que ha permanecido unido ante esta crisis y que no hace más que demostrar su compromiso, con agricultores y ganaderos donando a través de sus cooperativas alimentos y material de protección en la lucha contra el COVID-19, desinfectando las calles con sus tractores y atendiendo sus explotaciones para que no dejemos de tener alimentos.
Es una labor encomiable que nos da confianza y tranquilidad. Porque el sector agroalimentario cooperativo no va a parar de producir alimentos para que no falten, cumpliendo todas las medidas de seguridad exigidas. Lo hacíamos antes y ahora, más.
No paramos porque tenemos una responsabilidad con la sociedad y con nuestra región, para que haya un motor constante hasta que se supere la pandemia actual, cuidando siempre la salud de trabajadores de cooperativas, clientes y profesionales del campo como bien superior que debe prevalecer por encima de todo. El campo sigue produciendo y las cooperativas siguen suministrando insumos para esa actividad agraria, demostrando la fuerza del cooperativismo extremeño y su vocación de servicio a sus socios, que pueden disponer de semillas, abonos, alimentación para el ganado, etc. para seguir su actividad. Las cooperativas siguen ahí, al frente, dando servicios, comprometidas con el territorio y transmitiendo seguridad y tranquilidad.
Cooperativas que además continúan preparando y transformando el producto para que llegue con toda calidad, trazabilidad y seguridad alimentaria de siempre. Para que en ninguna casa falten alimentos. Ni ahora ni cuando esta situación termine.
Porque en ese momento, cuando la pandemia por COVID-19 acabe, empezará una epidemia económica ante la que algunos sectores se irán recuperando poco a poco pero que en otros se empieza a notar a consecuencia del parón del país y la crisis de consumo por el cierre de la hostelería y que asumen ya graves pérdidas. Es el caso de la ganadería, mientras que otros sectores agrícolas ya empiezan a ver riesgos por acumulación de excedentes y precios aún más a la baja.
Son complicaciones que vamos a ir notando y a las que se va a sumar la falta de mano de obra que se va a dejar sentir en el sector de la fruta de hueso, que en nada empieza el “entresaque” mientras en el Valle del Jerte estarán en pleno rendimiento con la cereza.
El sector agroalimentario extremeño necesita ahora más que nunca que se crea en él, como nuestro sector cree en nuestra sociedad y en nuestra región. Que se adopten todas las medidas necesarias para que pueda continuar esa actividad esencial para todos que es la abastecer de alimentos a los mercados y a los consumidores. Medidas para que no peligre la viabilidad económica de las explotaciones de agricultores y ganaderos ni de sus cooperativas. Medidas para que se considere la actividad agrícola y ganadera y de las cooperativas agroalimentarias como prioritarias dentro de las actuaciones de contingencia y planes que se desarrollen por parte de la Administración ante la actual crisis sanitaria.
Estos días tan duros han puesto de relieve el esfuerzo y compromiso de las cooperativas y de los agricultores y ganaderos extremeños. Esta crisis ha puesto en valor al sector agrario como estratégico y fundamental para toda la sociedad y para la economía nacional y a las cooperativas como estructuras fuertes y más que necesarias. Es algo que agricultores y ganaderos venimos reivindicando desde hace años y con más fuerza en los últimos meses ante la falta de rentabilidad del sector. Ahora el coronavirus nos ha hecho ver a todos que éste es un sector imprescindible, junto al sanitario y a las fuerzas de seguridad.
Esta crisis sanitaria por el COVID-19 ha ahondado un poco en la paradoja de nuestra agricultura y ganadería: necesitamos que exista, porque tenemos que comer, pero peligra su continuidad por falta de rentabilidad. Por eso, del mismo modo que estamos dando ejemplos de compromiso y solidaridad, agricultores y ganaderos también necesitamos de la sociedad para continuar con nuestro trabajo de una forma muy simple: consumiendo productos de proximidad, productos de cooperativas, porque no dejamos de producir para que haya alimentos.
Que todo lo que estamos viviendo nos sirva también para valorar, en la medida que se merece, a aquellos que siguen al pie del cañón. Porque saldremos de esta.