¿Somos más competitivos? Sí, lo somos y además con una importante calidad de nuestros vinos, aunque seguimos teniendo como asignatura pendiente la comercialización y el envasado para obtener mayor valor añadido.
La meteorología que estamos registrando en este año está siendo determinante para todos los sectores agrarios y ganaderos de Extremadura. El vitivinícola no se salva de este año tan seco, en el que sólo ha llovido realmente a mediados del pasado mes de abril. Eso tiene que afectar a las cosechas irremediablemente.
Por eso, esta campaña va a ser más escasa que la del año pasado. Es pronto para avanzar cifras, pero desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura calculamos que tendremos un descenso de producción del 25%, si bien la merma será más acusada en el caso de uva tinta. Y en todo momento hablando del secano.
Respecto a la comercialización, dependerá de cómo se desarrolle la campaña en otras zonas. La baja cosecha que esperamos tendrá precios bajos si la producción es normal en otras zonas como Castilla La Mancha.
El viñedo extremeño ha llevado a cabo en los últimos tiempos una importante reestructuración, que ha sido más en el sistema de cultivo que en variedades.
El sector vitivinícola ha sido tradicionalmente de uva blanca en Extremadura, concretamente de las variedades Pardina y Cayetana. A partir del año 2000, con el comienzo de la reestructuración del viñedo por parte de la OCM del vino, se obligó a poner el 80% en uvas tintas y en 2008 se abrió más el abanico y la obligación era del 70% de tintas y el 30% de uva blanca.
Aún queda reestructuración pendiente, en concreto durante un periodo de 5 años, que es el nuevo periodo que tenemos ahora de OCM, que comenzó en el año 2018 y que terminará en 2023. Y ahora, las variedades son totalmente libres. Es el agricultor quien decide qué tipo de uva pone en su viñedo.
Lo que sí estamos viendo es que se está volviendo cada vez más a las variedades autóctonas y que se ha producido es un importante cambio en la elaboración y la calidad de nuestros vinos, que se exportan a cualquier mercado con una garantía excepcional. Es lo que ha supuesto la reestructuración del sector, un importante cambio en el sistema o técnicas de cultivo, ya que por ejemplo se ha hecho un giro hacia el sistema de conducción del viñedo, que ha pasado del vaso a la espaldera, se ha fomentado el riego, etc.
¿Somos más competitivos? Sí, lo somos y además con una importante calidad de nuestros vinos, aunque seguimos teniendo como asignatura pendiente la comercialización y el envasado para obtener mayor valor añadido.
Precisamente, la exportación en el sector se ha incrementado y los vinos extremeños llegan a numerosos mercados, incluidos aquellos con gran tradición vitivinícola como Francia. También a Portugal, Alemania, EEUU, etc. porque somos muy competitivos en relación calidad-precio, que es lo que nos hace llegar a esos mercados exteriores.
La pasada campaña, la de 2017-18, la producción mundial bajó bastante por la sequía generalizada y los precios remontaron mucho. Este año, sin embargo, hemos empezado con una caída del precio del 50% en el caso de los vinos blancos y de un 40% en el de los vinos tintos.
Y es que Extremadura produce vinos a granel de una excelente calidad, pero este año estábamos exportando los vinos blancos a 2 euros por hectólitro, mientras que los tintos estaban en torno a 3,5 euros por hectolitro. Teniendo en cuenta que la campaña pasada la media de los blancos fue de 4,5 euros por hectolitro y la de los tintos fue de 5,4 euros por hectolitro, se ha registrado una bajada más que importante de casi dos euros por hectolitro.
Eso respecto al vino, porque para las cooperativas el tema de los precios en origen es distinto, ya que el viticultor socio en realidad se convierte en bodeguero en su cooperativa y, al final, lo que vende realmente es vino.
Es además un vino de una excelente calidad. Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura cuenta entre sus cooperativas asociadas a la que más vino con Denominación de Origen califica. Creemos que la DO Ribera del Guadiana y los agricultores tenemos que dar un giro serio si queremos que la DO sea relevante y tenga más peso específico, porque actualmente sólo aporta el valor de la certificación. Debemos incrementar el control de las normas y el precio que se paga por la uva para vino DO para que haya diferencia respecto a uno de mesa.
El envasado de vino es, sin duda, una asignatura pendiente del sector, porque ha habido crecimiento pero aún tímido, porque para conseguir diferenciarnos aquí y efectivamente no depender tanto del granel es necesario realizar una apuesta importante por ello, y eso requiere una fuerte inversión económica.
Del mismo modo que el cava. El Ministerio de Agricultura anunció hace unos meses que Extremadura podrá plantar 202 de las 377 nuevas hectáreas de viñedo para cava. Ojalá haya pronto en el mercado cava de cooperativas, porque sin duda es un mercado importante porque el cava tiene un alto valor diferencial respecto al vino. Sin embargo, actualmente las cooperativas no producen cava, porque esa producción se restringe al término municipal de Almendralejo única y exclusivamente.
Y eso limita, no hay capacidad de crecimiento. La habrá cuando el Ministerio de Agricultura amplíe este cultivo y conceda mayor número de replantaciones y de nuevas hectáreas de cava.