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Desprogramando el tomate
Las intensas lluvias de estos últimos meses han garantizado las próximas campañas de riego, cuando hasta hace muy poco había una gran incertidumbre al respecto, pero han generado un grave problema en un cultivo tan importante en nuestra región como es el tomate
Dice el proverbio que nunca llueve a gusto de todos. Y qué verdad es. Las intensas lluvias registradas estos últimos meses han garantizado las próximas campañas de riego para la agricultura extremeña, cuando hasta hace muy poco había una gran incertidumbre al respecto. Pero estas lluvias han generado un importante problema en un cultivo tan importante en nuestra región como es el tomate.
Se trata de un cultivo muy programado y estas lluvias han impedido que se desarrolle normalmente esa programación. De hecho, a mediados de abril están ya hechas normalmente el 50% de las plantaciones, pero en esta campaña están hechas sólo el 10% en esa misma fecha. ¿Por qué? Pues porque la plantación se está concentrando en pocos días, en los que el tiempo da una tregua y permite realizar el trabajo, de forma que el desarrollo del cultivo será uniforme en esta campaña, pudiendo generar colapsos de volumen de tomate en las industrias.
Las cooperativas, como agricultura organizada que somos, estamos recomendando a nuestros agricultores socios que sean prudentes. En este sentido, es fundamental el asesoramiento técnico que ofrecemos las cooperativas. Y ahora mismo, creemos que si no da tiempo a plantar algunas hectáreas de tomate es mejor dejarlas sin plantar, porque puede suceder que las industrias no puedan recoger el tomate de esas hectáreas ya que su capacidad es la que es y hay periodos en los que hay un alto volumen de tomate para transformar. Si ese volumen se incrementa aún más será imposible que las industrias cojan ese tomate.
Por tanto, la sensación que tenemos en el sector tomatero extremeño es mala tras estas lluvias. Es verdad que pueden originar también algunos problemas fitosanitarios en el cultivo y, con ellos, un incremento del coste del cultivo, pero preocupa muchísimo más la programación del cultivo, que se hace precisamente en función de la programación de las industrias a partir de la capacidad que tienen para la transformación.
Si el tiempo es benévolo y nos deja, quizás pueda recuperarse algo, pero ya contamos con hectáreas “perdidas”, por así decirlo. Y el problema es que va a ser difícil cumplir los contratos que ya se firmaron hace un tiempo. Si teníamos programado hacer casi dos millones de toneladas en Extremadura, es probable que no se den los rendimientos previstos y no lleguemos a esa cantidad.
De esa contratación total, el 60% está aglutinado en las cooperativas que están asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura y que, al inicio de esta campaña, destinaban más de 13.700 hectáreas al cultivo del tomate, el 61% de la superficie regional.
También es verdad que ahora mismo el tomate se está plantando en el campo y que quedan por delante muchos meses, en los que puede pasar de todo.
Esta campaña de tomate se presentaba ya, antes de estas lluvias tan intensas, con algunas hectáreas menos dedicadas a este cultivo en nuestra región. Algo que ya de por sí nos venía bien a todo el sector para que no se juntasen muchos stocks y los mercados no se complicaran, a lo que contribuía también la importante bajada de producción en Andalucía y Portugal debido precisamente a la escasez de agua.
Por eso creemos que el principal reto de las industrias de tomate en Extremadura pasa por la producción. Es fundamental que los agricultores incrementen la producción por hectárea, porque eso será lo que nos hará más competitivos.
Las industrias de tomate extremeñas están muy modernizadas, lo que les permite abaratar costes de producción y de ventas, especialmente ante un momento como el actual en el que no existe un equilibrio como antes entre el dólar y el euro y la competencia, por tanto, del tomate procedente de China y Estados Unidos es mayor. Pero no se puede bajar más el precio del tomate porque el agricultor roza los costes y la única solución es seguir abaratando costes en la producción y producir más tomates por hectárea.
Como decía, esperemos que a partir de ahora la meteorología sea más indulgente con nuestro campo y tengamos otra exitosa campaña de tomate en Extremadura.