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Ovino agridulce

El futuro del sector ovino en Extremadura pasa por potenciar la concentración de la producción en cooperativas, para poder tener más fuerza, hacer una estrategia sectorial única, tener visión empresarial y comercializar con buenos resultados; y por continuar apostando por las exportaciones de corderos vivos

El sector ovino extremeño está apostando por el incremento del volumen de las explotaciones, lo que supone una mayor profesionalización de nuestros ganaderos y una estabilización del censo de ganado ovino frente a la bajada continua que se está registrando en Europa y a la bajada estabilizada que se está produciendo en España. Aun así, la situación de este sector es agridulce y complicada. La parte negativa la pone la atomización del sector, la escasa incorporación de jóvenes, la intrusión de producto en la comercialización, los bajos precios y el descenso continuo del consumo de cordero.

Aunque tradicionalmente en enero siempre se produce una bajada de precios, este año va a ser más acusada que otros, porque venimos de una campaña de comercialización en Navidad atípica. El cordero nacional no ha tenido un precio bueno y no se ha vendido todo lo que debería haberse vendido. Esto es debido a la alta competencia de cordero importado, con precios muy bajos y un etiquetado irregular, ya que un consumidor puede encontrarse cordero con distinto origen en un mismo expositor de una gran superficie. Todo ello ha dificultado la venta del cordero nacional, a pesar el importante esfuerzo de Interovic, la interprofesional del sector ovino, con una positiva campaña para que el consumidor pueda identificar el cordero español.

Pero también es debido a otra causa. Y es que no tenemos una estrategia a largo plazo debido a la atomización del sector. La concentración que tenemos en cooperativas es muy importante, pero no suficiente, por lo que hay que apostar por ello. Tenemos que unirnos para ganar dimensión y ser competitivos en un mercado que influye mucho. Y es que las cooperativas somos pilar del desarrollo de la ganadería, ya que son la opción de futuro para el ganadero, ya que encontrará en la cooperativa un constante apoyo para solucionar sus problemas y una solución para posicionarse en el mercado.

El futuro del sector ovino en Extremadura pasa, por un lado, por potenciar esa concentración de la producción en cooperativas, para poder tener más fuerza, hacer una estrategia sectorial única, tener visión empresarial y comercializar con buenos resultados. Y por otro lado, por continuar apostando por las exportaciones de corderos vivos y, de hecho, creo que habría que trabajar para abrir esas exportaciones a otros países. Tenemos la viabilidad del sector muy condicionada a que sigamos sacando corderos vivos y, antes o después, tenemos que apostar por asumir el riesgo de hacerlos nosotros. Para lo bueno y para lo malo.

Es muy fácil decirlo pero es muy difícil hacerlo, porque el riesgo es altísimo, ya que el mercado árabe, que es el que demanda estos corderos vivos, quiere animales grandes, de 40 ó 50 kilos, que no tienen cabida en ningún otro mercado, por lo no podrían venderse en ningún sitio si falla el mercado árabe. Cebar corderos, con el coste que ello supone, sin garantías de venta a este mercado es muy complicado y es un negocio con altos riesgos.


En cualquier caso, la exportación es lo que ha venido salvando al sector ovino, ya que de lo contrario tendríamos unos precios hundidos. Pero no es una tarea fácil y que requiere una planificación ardua.

Todo ello, sitúa al sector ovino extremeño en una situación complicada, que ahora puede agravarse por la sequía, que si continúa afectará a la disponibilidad de agua y de pastos, con el sobrecoste que supondría para los ganaderos alimentar a los animales. Además, de poder influir en la calidad de la lana. También se suma, por otro lado, la incertidumbre ante las negociaciones de la PAC y cómo va a afectar el Brexit, debido al peso de Reino Unido en el sector ovino, por lo que puede ser que tengamos muchas papeletas para que seamos moneda de cambio y no salgamos muy bien parados.

En definitiva, nos encontramos en una situación agridulce, que afecta enormemente a un sector que es el pilar básico de la economía de muchos de nuestros pueblos.