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La gestión de riesgos

El coste del seguro no puede suponer el 15% de los costes de producción, como es el caso del seguro de explotación de cerezas, porque no es asumible por el agricultor.

La baja rentabilidad de las explotaciones por el elevado coste de producción y el bajo precio en origen hace que la vulnerabilidad de nuestros agricultores y ganaderos sea cada vez mayor. Más aún si se suma la creciente inestabilidad meteorológica. Y ahí el seguro agrario es fundamental. No podemos permitirnos no contratarlo.

Extremadura ha recibido 180 millones de euros de indemnizaciones en los últimos cinco años, lo que refleja, por un lado, que muchos sectores agroganaderos no serían hoy lo que son sin el Sistema de Seguros Agrarios y, por otro lado, que otros sectores mejorarían si se incrementara la contratación. Un ejemplo es el seguro de compensación por falta de pastos, que sólo contrata el 20% de las explotaciones ganaderas extremeñas y aún así Extremadura representa el 69% de la contratación nacional. Las indemnizaciones percibidas en los últimos cinco años han superado los 35 millones de euros, por lo que es fácil imaginar la repercusión económica que tendría el aumento de su contratación en los ganaderos y en muchas comarcas donde este sector es motor económico: si el 70% de las explotaciones contrataran este seguro esa indemnización a la que me refería hubiera superado los 120 millones de euros.

¿Dónde está entonces el problema? Sin duda, en el precio y las coberturas. Necesitamos cubrir los principales riesgos que azotan nuestras cosechas, pero a un precio asumible. Para ello, es necesario buscar el equilibrio entre las garantías que necesitamos asegurar y el precio que podemos pagar. No habríamos hecho nada si una vez diseñado el seguro, la cuantía de la prima supera la disponibilidad económica de los agricultores.

El coste del seguro no puede suponer el 15% de los costes de producción, como es el caso del seguro de explotación de cerezas, porque no es asumible por el agricultor. Lo normal es que se destine un 6% de los costes de producción al pago del seguro. Por ello, es necesario que se actúe de forma rápida y decidida, para que podamos tener un seguro sencillo a un precio razonable.


Por eso, desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura presentamos propuestas de mejora a seguros de un gran número de cultivos y apostamos por incentivar seguros que están iniciando su andadura. Así, hemos obtenido importantes logros obtenidos por Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, como la ampliación de la cobertura de la parada vegetativa para el tomate de industria o la mejora de las indemnizaciones debido a tormentas de pedrisco en los primeros estadios de la planta, así como la ampliación del periodo garantizado para el tomate de industria y maíz. También se logró hacer una revisión importante de los rendimientos en las principales zonas cerealistas de Extremadura, así como la adecuación de los precios de girasol alto oleico, la soja, etc. Conseguimos mejoras en otros sectores como el tabaco, bajadas de primas y franquicias para el viento; y una nueva cobertura que garantiza la pérdida de aptitud de la aceituna de mesa ante cualquier adversidad climática, además del adelanto del pago de las indemnizaciones al mes de febrero para los seguros por falta de pastos.

Las ayudas que se dan por la contratación de seguros agrarios responden precisamente al alto coste de los mismos y es merecido reconocer, en este sentido, el esfuerzo de la Administración para aumentar la dotación presupuestaria y restablecer la concesión de la ayuda en el momento de contratación, porque se incentiva la contratación.

Sin embargo, ese presupuesto es insuficiente si tenemos en cuenta los datos de contratación a nivel nacional y la evolución experimentada en estos años de expansión del sistema de seguros. El coste neto de los seguros ha aumentado en más de 108 millones de euros en los dos últimos años, por el incremento del capital asegurado y las coberturas de mayor protección y coste, pero el presupuesto para ayudas no ha variado, por lo que ha bajado 10 puntos porcentuales en el último Plan de Seguros Agrarios.


Es necesario que se apueste y consolide una política de gestión de riesgos vía seguros agrarios, reforzando esa dotación presupuestaria. La Administración Estatal y Autonómica deben ser ambiciosas, a la vez que corresponsables, para adoptar decisiones de prioridad de gasto con un presupuesto sólido y continuado, acorde con los niveles de contratación actuales que permitan al Sistema de Seguros Agrarios tener una solvencia y estabilidad que estimulen la contratación.

Esta necesidad se puede ver claramente en líneas como el olivar o la cereza, con un importante desequilibrio. Me explico: las primas de estos cultivos están calculadas con el riesgo de los agricultores con más siniestralidad, que son los únicos que aseguran. Esto provoca un alto coste del seguro, que muchos agricultores no pueden pagar. Y si no se actúa, el desequilibrio será constante. Como la pescadilla que se muerde la cola.

Los seguros de cereza y olivar son los únicos seguros de todo el Sistema que no incrementan su contratación después de un mal año de cosecha. Sólo está asegurada el 6,27 por mil de la superficie de Extremadura en el olivar y menos de un 10% en la cereza. No es normal que un porcentaje muy elevado de los pocos asegurados que contratan se tengan que refugiar en el Módulo1 por su elevado coste.

Desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura vamos a seguir trabajando para mejorar y adaptar el Sistema de Seguros Agrarios a las necesidades de los distintos sectores agropecuarios, pero es necesario que la Administración autonómica y central siga manteniendo su apoyo a este Sistema como uno de los principales programas para la protección de la economía de los agricultores ante las distintas adversidades meteorológicas y otros riesgos de la naturaleza a los que está expuesta la actividad agraria.