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El pan, ¿un alimento de lujo?
La escasa rentabilidad de los cereales (los agricultores reciben hoy los mismos precios que en 1990 por su producción) amenaza la continuidad de las zonas cerealistas y, si los agricultores no pueden vivir de su trabajo, no tendremos alimentos y algunos cereales de invierno podrían escasear en cuestión de décadas como alimentos.
A principios de junio hicimos desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, la federación que aglutina a las cooperativas de la región, unas primeras previsiones de producción de cereales. Ya estábamos preocupados, porque entonces tiramos a la baja por la situación del sector, con datos que reflejaban un descenso más que importante respecto a la campaña anterior.
Cierto es que la pasada fue excepcional, pero estábamos contemplando una reducción del 63%, nada más y nada menos, en el cultivo de trigo duro. Y otras cifras similares que pintaban una situación nada halagüeña para un sector que está ya en una situación límite.
Pero todo eso se acrecienta ahora aún más, tras revisar esas primeras cifras para hacer una segunda estimación de cosecha de cereales. Aunque fuimos en principio pesimistas, las cifras que barajamos ahora nos están haciendo sentir que hace un mes fuimos muy optimistas. El descenso de producción va a ser aún más del esperado tras las temperaturas tan altas que estamos registrando, ola de calor incluida a finales de junio.
Desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura preveíamos en principio una cosecha de cereales de 923.981 toneladas, según esas primeras estimaciones realizadas, lo que representa un descenso del 33,7% respecto a la producción del año pasado. A nivel nacional, esa misma primera estimación apuntaba una cosecha de cereales de 17,9 millones de toneladas, lo que supone también una bajada de producción al compararlo con la pasada campaña, concretamente del 25,5%, y que ahora será mayor tras la sequía que está registrando Castilla y León.
Ahora, las cifras son muy distintas y estimamos una cosecha de cereales de 883.083 toneladas, lo que representa un descenso de casi 40.900 toneladas respecto a las primeras previsiones realizadas el pasado mes de junio y del 36,68% respecto a la producción regional del año pasado. Los datos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura reflejan que en la región se cultivará una superficie de 297.713 hectáreas dedicadas a cereales, con una previsión de descenso en la producción de todos los cereales debido a la bajada de rendimientos esperados.
Las causas de este descenso hay que buscarlas en múltiples factores. La campaña pasada fue excelente y excepcional, por encima de la media que registra normalmente la región. Si comparásemos esa previsión inicial de producción para este año con la producción media de una campaña normal, el descenso sería de entre un 20 y un 25%.
A ello se suma la meteorología atípica que se viene registrando, siendo determinante la escasa pluviometría del mes de mayo para que esta próxima cosecha esté por debajo de la media, bajando así mucho las expectativas de una mejor cosecha. Además, el cereal sufrió un otoño y un invierno excesivamente seco y cálido, condiciones que iniciaron las causas de este descenso. Las altas temperaturas de los últimos días de junio han rematado la cosecha de cereales, por lo que registraremos pérdidas aún mayores de las en principio esperadas. Eso en nuestro sector, ya que los problemas se notarán también en la ganadería puesto que la falta de pastos supondrá asumir más gastos para suplementar la alimentación animal.
Y todo esto genera incertidumbre entre los agricultores, porque estas malas perspectivas que tenemos de campaña se acrecientan por los bajos precios que percibimos los agricultores por nuestra producción, ya que son los mismos precios que teníamos en 1990 mientras que los costes de producción que tenemos son de 2019. Ni en años en que la producción de cereales ha sido muy baja se nos ha pagado un precio digno a los agricultores.
Si seguimos así muchas de nuestras zonas cerealistas se quedarán desérticas y nuestros pueblos desaparecerán.
No hay que olvidar que los gastos para los agricultores son los mismos si la cosecha es buena o mala y lo peor es que si sufrimos un año malo se suma a la situación que se viene arrastrando ya desde hace tiempo que es crítica.
Eso es algo que nos afecta a todos, porque si los agricultores no podemos vivir de nuestro trabajo, no tendremos alimentos.
De hecho, algunos cereales de invierno podrían escasear en cuestión de décadas como alimentos. Porque a todo eso se suma la amenaza del cambio climático.
Actualmente tenemos alimentos suficientes para alimentar a todo el planeta aunque la producción y distribución de esos alimentos sea todavía desigual en nuestro mundo. Pero es que ese desequilibrio se agravará en unos años, con el aumento de la población mundial. Si a toda esa ecuación sumamos el cambio climático y sus consecuencias para la agricultura, así la nula rentabilidad que tenemos los agricultores para vivir de nuestro trabajo, puede ser que la producción merme y que algunos cereales escaseen en una décadas.
A este paso, el pan será un alimento de lujo.
Y es que en los cereales de invierno, el cultivo de avena es el que registra el mayor descenso de producción respecto a la anterior campaña, en concreto del 75,76%, con una previsión de cosecha de 49.798 toneladas, muy lejos de las 205.461 toneladas del año pasado. Tras él se sitúan el cultivo de trigo duro, del que se prevé una producción de 10.64 toneladas, y el cultivo de trigo blando, con una estimación de de producción de 114.933 toneladas, cifras que lo que representan un descenso del 69,95% y del 56,70% respectivamente al compararlas con las de la pasada cosecha.
Por otro lado, se prevé también un descenso del 51,62% en el cultivo de cebada, ya que Extremadura pasa de cosechar 234.868 toneladas del año pasado a prever una producción esta campaña de 113.619 toneladas.
Junto a ello, las estimaciones apuntan a una producción de 49.272 toneladas de triticale (-28,44%) y 372 toneladas de centeno (-47,37 4%).
Eso en secano, en regadío, la producción de maíz en Extremadura se estima en 545.023 toneladas, destinándose a este cultivo durante esta campaña 45.419 hectáreas con un rendimiento estimado de 12 toneladas por hectárea. Estas segundas estimaciones de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura suponen un incremento respecto a las primeras realizadas hace un mes, cuando la previsión era de 470.745 toneladas de producción de maíz. Aun así, representan un descenso del 6,97% al compararlas con las de la pasada campaña, aunque Extremadura continúa siendo la tercera región productora de maíz de España.
De esta forma, la producción total de cereales en Extremadura ascenderá a 883.083 toneladas, con un rendimiento previsto de 2,97 toneladas por hectárea, situando a Extremadura como séptima región productora de cereales, al aglutinar el 5,05% de la producción nacional.
Datos nacionales
La segunda estimación de la cosecha de cereales refleja que esta campaña se alcanzará en España 17,4 millones de toneladas, lo que supone un 27,3% menos con respecto a la pasada campaña y un 20,6% menos respecto a la media de los tres últimos años. Por cultivos, en trigo blando se alcanzarán los 4,34 millones de toneladas, en cebada 6,94 millones de toneladas, en maíz 3,56 millones de toneladas, en trigo duro 700.608 toneladas, en avena 859.445 toneladas, centeno 286.187 y triticale y otros 802.824 toneladas.
Cooperativas Agro-alimentarias de España destaca además que la cosecha española es muy importante para satisfacer la importantísima demanda de cereales que tiene España, más de 38 millones de toneladas. Este alto consumo, más de 3 millones de toneladas al mes, supone un gran reto para el sector cerealista español, que necesitará complementar la producción nacional con importaciones, lo que requiere un cambio en la forma de comercializar, más homogéneo y día a día como realizan las cooperativas.
Por otro lado, el sector del cereal se enfrenta a otro reto, el cambio climático y su impacto en los rendimientos. La frecuencia sostenida de temperaturas, por encima de las medias históricas, en los meses más críticos para el correcto final del ciclo del cereal, hace imprescindible disponer de variedades adaptadas a sequías más prolongadas y adaptadas a las subidas de temperatura. Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España se considera fundamental trabajar con la mejora genética aportando los recursos necesarios para la investigación y mejora de variedades utilizando el uso de semillas certificadas. La semilla certificada y el correcto acondicionamiento del grano para siembra aportarán recursos que servirán para obtener nuevas variedades que mitiguen los impactos del cambio climático.